Sigo tus rastros. Es como una especie de obsesión hacia vos o hacia tu figura, que me atrapa. Es como si fuera un espía privado, tratando de recolectar todo de vos, cualquier dato miserable, cualquier palabra sin sentido, cualquier imagen intrigante, todo lo que pueda a llegar a saber de tu naturaleza lo busco. Loca. No, no estoy loca, mi pasión por vos surgió desde hace mucho. Aunque no se si diría que es pasión, si no más bien una obsesión. Vos sos mi obsesión oscuramente guardada. ¿Por qué, por qué sigo recurriendo a vos? No lo sé. Puede que sea porque nunca termine de cortar mis lazos con vos. No hubo nunca una despedida para mi. Nunca termine de decirte adiós. Y ahora, me duele saber que no sé nada de vos, quizás yo ni te importe pero aun seguís produciendo algo en mi. Seguís provocandome, extraña obsesión. ¿Sería lo mismo si aun siguieras a mi lado? Yo sé que no cambie, miento, cambie pero nunca cambie con respecto a vos. Aun provocas la misma debilidad en mi, seguís siendo mi adoración. Nunca te voy a dejar, yo lo prometí. Nunca me voy a cansar de recordarte, siempre trate de buscarte en mi interior, hasta en aquellas viejas fotos que no me atrevo a ver por el simple hecho de que me largo a llorar inmediatamente. Tiernamente me dejastes con el corazón triste.
Te odio, digo a veces, pero no puedo jamas te voy a odiar. A pesar de todo no puedo odiarte. Con un suspiro tuyo en mi oreja, me tenes eternamente hechizada.
Te odio, digo a veces, pero no puedo jamas te voy a odiar. A pesar de todo no puedo odiarte. Con un suspiro tuyo en mi oreja, me tenes eternamente hechizada.
