jueves, 16 de mayo de 2013

Enfermedad.

Tengo ganas de decirte lo siento
que tu situación no escapa a mis sentidos,
pero tu egoísmo sigue tan latente
contamina mi deseo de ser escuchada.
Mejor me callo.
O prefiero preguntar ¿cómo estás?
y escucharte
ser consuelo
aunque nunca fuiste el mío.
Es más digno,
quizás
pero la dignidad es una construcción que nos recuerda que hay un bien y un mal.

No hay diálogo,
pero te siento.
Vos, realidad
estamos, sintiendo (en silencio).

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