¿Qué haces cuando el dolor te acecha otra vez? ¿Qué podes llegar a hacer cuando vez que todo vuelve atrás en un minuto y enmutas de miedo? Yo lloro y me escondo en el único lugar que creo encontrar paz, el baño. A partir de que descubrí como callar mi dolor con mi cuerpo, me refugio en el único lugar donde puedo llegar a ser yo con mi propio dolor, sin nadie ni nada excepto yo que me mire sufriendo. Pero después de encerrarme en mi caparazón, mi acongoja sigue estando y de manera más doliente. ¿Puedo realmente escapar de lo que pasa a mi alrededor? Quiero hacerlo, intento hacerlo sin herirme, pero es inútil, cada vez más me hundo en mi propio ser y hago toda una catarsis escupiendo recuerdos felices que me hacen peor. Es precisamente en ese momento que me doy cuenta de que no sirve tratar de consolarme con lo que alguna vez me hizo bien, porque me termina destruyendo peor de lo que la situación actual lo hace. Al final no hay escapatoria, solo un leve respiro, que te termina convenciendo de que estas atrapado en un mundo que no es para nada feliz, que la felicidad es solo una ilusión y que pase lo que pase siempre lo sera. ¿Importa? En este momento no, porque ya no hay cambio donde alguna vez pensé que lo habría, todo sigue de la misma manera y como un espiral sin fin, tiene una y mil vueltas. El dolor esta acá, esta en mi piel y es la única cicatriz que se percibe sin realmente ver el filo de la navaja que la marco.