Camino obnubilada entre la gente,
en una especie de off espacial.
Soy fantasma en mi propio cuerpo
no estoy para mí
aunque me muestro para el resto como ese rey que creyó tener una capa invisible,
desnudos estamos los dos.
Camino en una marcha progresiva,
lenta, acentuada
quizás hasta en forma de aire,
en tanto que adentro soy una locomotora
soy eléctrica:
me tocás y soy relámpago dispuesto a impactar
todo en ebullición
dilatado
rojo-hinchado.
Exploto y me convierto en mar,
las olas en remolino cubriendo la luna en cuarto menguante,
da a ritual.
Pero esa es su naturaleza,
es la repetición
de observarte alejándote,
quedándome en el lugar proyectando mi mirada al vacío
sufriendo la ausencia galopante de tus pasos
e iniciando la mustia inquietud de preguntarme cuándo volverá a acontecer la secuencia
de verte llegar o partir
de verme acabar en tu saludo.
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