jueves, 25 de febrero de 2010

Día 1: Siempre, virgen suicida.

Quizás nunca vaya a terminar de escribir este diario, ni siquiera debería estar escribiendo pero los acontecimientos que suceden ultimamente en mi vida lo ameritan. Necesito descargar toda la ira, la incomprensión y el dolor que siento ahogado en mi pecho, sentimientos que muy bien conozco porque toda mi vida los sufrí. Y a medida que escribo estas palabras, me es imposible contener mi llanto y pienso que todo podría ser diferente. Yo podría ser diferente.
Cuando miro para atrás siento un vacio inmenso, y a la vez, cierta nostalgia de momentos que se que nunca volverán. Pongo música triste para sacar todo el mal de mi corazón, sin embargo me hace peor de lo que debería ayudarme. No se que hago acá escribiendo, mi cara tiembla de dolor, de lo mucho que estoy llorando en este momento. No soporto el cosquilleo incesante de la cara, el taponamiento de mis oídos, el dolor de cabeza que me produce mi llanto y el jadeo insoportable que se genera de tanto llorar. Ahora que lo pienso, mi vida entera odie este proceso por el que estoy pasando, porque desde que tengo uso de razón sé que lloro por todo lo malo que acontecio en mi vida. ¿Puedo ser más miserable?
Encerrada en el poso inmenso que se origina en mi mente, veo de manera pesimista la vida, y encima se me cuestiona. ¿Como podes cuestionar a alguien que sufrió tanto? Los demás no entienden lo que es querer morir todos los días, a cada hora que pasa. Es mentira la empatía, nunca el otro va entender enteramente lo que te sucede, puede abrazarte o decir palabras de consuelo, pero ¿de qué sirve el consuelo si estas enjaulada en una prisión? Solo las personas que pasan por una situación similar son capaces de comprender lo que te pasa. Entonces que puedo esperar de él, excepto una mirada de lastima y de impotencia. Mientras escribo lamento en verdad haber dicho que somos atractores extraños, yo nunca voy a poder dejar de ser una virgen suicida. La desdicha es mi fiel compañera, se sienta en la silla vacía que se encuentra a mi lado desde hace mucho tiempo.
Mi vida desde el comienzo es una ventisca negra. Todo lo triste que le puede suceder a una persona yo lo viví: fui una enferma, una drogadicta, una suicida, una solitaria, una niña abandonada, una niña golpeada por su padre y hoy en día, una paciente ambulatoria de un instituto neuropsiquiatrico. A pesar de todos los delirios y de toda la porquería que me consumio trato de salir adelante, pero no lo logro. Como siempre fagocito a buenas personas en mi vida a ser mis amigos, no obstante termino arruinándoles la vida al ser tocados por mi mano. No soy una buena persona, si lo fuera dejaría que él sea libre. Debería dejarlo, no merece vivir junto a mi, su corazón en mal estado no soportaría otro llamado de la muerte. Otra persona más víctima de la telaraña que envuelve a mi vida. Tengo que facilitar su acceso a volar, tengo que permitir que por lo menos él sea libre para construir la vida que tanto sueña. A mi lado soló habría fracaso. Yo soló puedo mirar desde mi ventana el hermoso día soleado, como el jorobado de notredame observo la belleza del exterior esperando que algún día que yo pueda ser parte de ella.

No hay comentarios: