martes, 18 de enero de 2011

Engaña

...Siempre había esperado por este momento, por eso cuando le dijeron que estaba detenida no titubeó ni suplicó. En su mente se repetía una y otra vez lo que había hecho, pero lo único que le importaba era poder defenderse antes de que la ejecutaran. Sabía por las noticias que la mujeres que eran llevadas por adulterio eran sometidas a una prueba poligráfica y que luego las mataban. Sin embargo, morir no le importaba, le apenaba el hecho de decirle a su marido lo que él no quería escuchar.
Después de media hora su pensamiento se detuvo, un hombre le quitó la venda y la esposó a una silla. Tranquila, sus ojos permanecieron cerrados hasta que le colocaron en su brazo y la cabeza unos parches que se conectaban al detector de mentiras. En frente de ella estaba un hombre alto, de ojos azules y pelo castaño claro quien de inmediato le dijo: ahora si vas a decir la verdad, perra. Ofendida por esa frase, calmada pero con vos firme contestó: yo siempre he dicho la verdad, nunca le mentí a mi marido.
Dicho eso, el hombre prendió la maquina con total furia y empezó a hacerle preguntas.

- ¿Usted se llama Laura Davis?
-Sí.
-¿Usted está casada con el señor James Davis?
-Sí.
-¿Es verdad que usted se quedó sola durante la Primera Guerra Mundial, porque su actual esposo fue reclutado como soldado?
-Si, señor.
-¿En su momento usted y el señor Davis eran novios?
-Si.
-Pero ¿estaban comprometidos?
-Sí.
-¿Conoce usted a un tal Todd Kings?
Laura humedeció sus labios, sus mejillas enrojecieron y mientras bajaba la vista contestó un tímido: Sí.
-¿En el mes de enero del año 1916 usted y el señor Kings tuvieron un romance?
Aún con la vista baja el rostro de Laura se mostraba frágil. Ya no era la mujer segura que entró por la puerta. Pensaba, su corazón parecía latir más a prisa y las agujas de la maquina dibujaban unos algoritmos difíciles de decifrar. Nervioso y bastante temperamental el hombre delante de ella golpeó la mesa y la hizo volver en sí.

-Se lo repito nuevamente, ¿es verdad qué usted se involucró con el señor Kings en el año 1916?

-Sí-Respondió fría y sin esperar nada.
-Le dije que era una mentirosa y que la iba a descubrir.
-¡Usted no descubrió nada!-
Gritó Laura. Sollozando, se acomodó en la silla y miró fijamente al hombre. Yo no le dije nada a mi marido del señor Kings porque él, en ese momento, estaba pasando por tiempos muy difíciles. Cuando volvió yo se lo iba a decir, pero las secuelas de la guerra tardaron en curarse. Además en el tiempo en que yo estuve con aquel hombre, pensé que mi James estaba muerto. Las cartas no llegaban y me encontré sola y débil. Sin embargo, no puedo escuzarme. Y mirando hacia el vidrio polarizado, sabiendo que su marido estaba detrás, dijo: por eso, sí te engañe...

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