martes, 16 de agosto de 2011

Sabanas rojas y azules

Se acostó llorando y escuchando el cd que él le había regalado para su cumpleaños. Atormentada por los recuerdos no encontraba comfort para su cuerpo y, mucho menos, para el dolor tan latente en su mente. Miraba hacía el techo como si allí se encontraran las respuestas a la realidad sin él, mientras se decía para sus adentros: todo es irreal.

Después de tanto dramatismo y de inalcanzables movimientos corporales logro dormir. Las sabanas simulaban el vientre materno envolviendo su frágil figura en posición fetal. Sin embargo, careciendo de un rostro placentero semejante al de un bebe, sus ojos temblaban y su boca seca balbuceaba lo indescifrable. Lucía bastante turbada, su cuerpo se contorsionaba de un lado hacia otro como si hubiera sido poseída por algún poder extra-físico. Soñaba. De repente, su respiración se volvió agitada y en su frente nacían gotas de sudor. La bella durmiente se había convertido en una fiera hambrienta luchando vaya a saber con qué, porque en plena acción comenzó a gritar, a gemir con tristeza hasta que se compuso y abrió los ojos.

Perturbada, no se encontraba en su habitación ya que todo lucía distinto en las penumbras de la noche. Una mano acariciando su cabello aumento su desconcierto. Su corazón latía tan acelerado que, antes de darse vuelta para ver quién la tocaba, respiro hondamente para calmar su estupor.
¿Qué haces acá?- pregunto sorprendida y con la voz temblorosa prosiguió- vos, vos, vos estas muerto.
¡Pero, ¿qué decís loca?! Yo siempre estoy a tu lado- dijo él con vos dulce y juguetona.

No creyendo lo que veía examinó su cara, sus manos, su pecho y los sentía vivos. Era verdad, era él que había vuelto y se acostaba a su lado. Entonces, desesperada con miedo a perderlo otra vez, se abalanzó sobre él y lo besó con emoción violenta. Se desnudó, lo desnudó y tapo ambos cuerpos con sus sabanas rojas y azules. Sus miradas eran complices, el brillo de sus pupilas eran faros iluminando el camino de cada uno para la exploración. Después del último gemido en plena oscuridad, por un momento el silencio reinó alimentando el misterio de su regreso.

Desligándose del abismal silencio que los separaba y con los ojos cerrados ella le susurró: por favor nunca me dejes, porque te amo ¿lo sabías? Lo miró como esperando una respuesta, pero lo único que obtuvo de su parte fue: ¡qué hermosa te ves debajo de estas sabanas rojas y azules iluminadas por las luces de la calle! Al terminar de pronunciar esas palabras ella rompió en llanto y le repitió varias veces que no la dejara, la abrazó y se durmió nuevamente.

A la mañana siguiente se levantó cuando la luz del sol, que entraba por la persiana, iluminó su rostro. Contenta por lo que había pasado la noche anterior, observó con ojos libidinosos su cuerpo desnudo y tanteando el colchón lo buscó. No estaba, seguro estaba en la cocina haciendo el desayuno-pensó toda deseosa. No estaba ahí, por lo que fue hacia el baño. Pero, tampoco estaba en el baño, por lo que desesperada llamó a su celular. No contestaba. Al borde del pánico, telefoneó a su madre como pudo y sin decir hola preguntó: ¿esta ahí mi marido?
¡¿Qué?!-exclamo su mamá y añadió- sabes muy bien que él esta muerto.

Corto el teléfono inmediatamente y fue a su habitación corriendo con pasos desquiciados. Para su sorpresa no había nada en ningún armario o cajón de la comoda, todo estaba vacío. No lo podía creer, no entendía nada.

¡Cómo puede ser -grito- si ayer hicimos el amor!
Anonadada, se dirigió a su mes de luz y ahí estaba: el maldito certificado de defunción.
*FECHA: 14 DE SEPTIEMBRE DEL 2010 *CAUSA DE LA MUERTE: INFARTO

Se largó a llorar y consumida por la locura revoleó todas las cosas del cajón. Luego de unos minutos se calmó, sentada al borde de la cama y con la mirada perdida en la alfombra observo que se había caído una foto. Era ella con su torso desnudo y su rostro sonriente cubierta con las sabanas rojas y azules. Y ahí lo recordó todo: la noche anterior a su muerte el había sacado esa foto después de hacer el amor con ella y le dijo:
¡qué hermosa te ves debajo de estas sabanas rojas y azules iluminadas por las luces de la calle! Quiero recordarte siempre así. Te amo.

1 comentario:

Colectivo dijo...

Felicidades por tu Blog.. era lo que necesitaba encontrar entre tantos espacios en blanco..