martes, 6 de marzo de 2012

Leyendo a Sade en el tren

Mi movimiento es un aleteo en el vagón.
Divago entre los distintos cuerpos.
Soy quien duerme en el piso
sodomizada por las luces y el orgasmo musical.

Por eso,
con eso,
me desata los índices de alucinación,
la gentileza de risas risueñas.

En cada estación una nueva fugacidad.
Pero, diligente, mi boca canta un mismo compás,
mis labios se mojan con la letra.
Las puertas se abren de par en par.

Mi masturbación viaja.
Soy transporte de lubricidad,
soy susurro que no se escucha,
hipnotizada por el insomnio que representa copular.

Mi deleite es un sin fin de fronteras.
Entre tantas miradas la aventura es flotar.
Estallar en silencio,
con ganas
muchas fuerzas.
Gritar en llamas:
transportaMe.

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