domingo, 24 de enero de 2010

My funny valentine.

¿Somos como los demás? Creo que si comenzara a escribir una novela sobre como es nuestra relación, empezaría diciendo que nunca quicimos ser como "aquellos". Cuando me refiero a "aquellos" hablo acerca de esos amores que parecen perfectos en una fotografía, que se pueden describir solamente con una palabra o que simplemente cuando los ves sentís envidia por verse tan bien. No, vos y yo no somos de esa clase de amor. De hecho ni una foto decente logramos desprender de la cámara cuando intentamos ser como los demás. Quizás sea por mi actitud errante, locuaz, intelectual y poco convencional en cuanto a lo que concierne a los sentimientos. O ¿sera por tu manera de proceder impulsiva, metodológica, callada y extremadamente susceptible en la que te acercas a mi?
Anormal es la palabra para describir todo lo que le concierne a nuestros nombres, nuestro legado y momentos que vivimos día a día consumidos por la locura que nos unió un día de septiembre. Es Surrealismo viviente en nuestros dos cuerpos, cuando nos juntamos formamos uno obra de arte extraña pero sumamente inteligente, que sólo nosotros dos somos capaces de descifrar códigos tan milenarios. Nos vemos tan natural en esa demencia que nuestros sueños son presagios de la vida del otro, la prolongación del tiempo y espacio solo acompañan este gran circo que armamos hace miles de años atrás cuando Venus y Marte se juntaron en una ceremonia eterna. El misticismo nos acompaña desde el primer día en que tu vida se cruzo con mi existencia. Por eso no hay nadie en este mundo excepto vos que me ayude a formar el circulo vital que me ayuda a respirar, que me ayuda a continuar con mi rareza biológica imposible de captar. Somos protagonistas de ese cuadro perpetuo imposible de tirar, a pesar de su belleza caótica y que nadie entiende.
Creo que nunca nos intereso ser como los demás, creo que tampoco lo buscamos. Ni mucho menos buscamos ser diferente, pero lo somos, es nuestro monismo lo que nos convierte en seres dispares. La musicalidad de nuestros ritmos de vida hacen que nuestra melodía sea única e irrepetible, incapaz de ser reproducida para los oídos de los demás. Es una melodía secreta la que vos y yo interpretamos, formando un dueto que no tiene razón de ser para los otros. Somos una pregunta sin respuesta.
Al final vos sos una bendición sin perdón de dios, mientras que yo soy una diosa desquiciada buscando sacralización.

No hay comentarios: