Más turbacion.

Con suavidad reposo mi mano sobre mi persona y acaricio mis cabellos, con sensualidad aparente proyecto mi mirada al fondo de mi inconsciencia e imagino que esta él. Recaí en otra figura distinta a la mía, que complementa mi pensamiento feminista. Sonrió lujuriosa, la depravación me invadió completamente. Finjo, él se encuentra en la esquina de la habitación observando lo que yo hago. De mi se apodera una especie de pasión que calienta mis neuronas. Dios, no puedo creer lo que esta por acontecer. Mi cuerpo no lo soporta, necesito ayuda, alguien que venga a socorrer a una mujer loca que grita en medio de la oscuridad. Entonces como un rey antiguo, se acerca a mi. Ya me perdí en mi imaginación, la mano que me toca no es mi mano, sino la de él. Alma depravada, no hay lugar para la santificación, la pureza no existe donde esta la perversión. Si, soy perversa, enferma, loca, lujuriosa, soy todo lo que todas quieren ser. ¿Te importa? El éxtasis se apodera de mis sensaciones, pido un poco más y nuevamente más. Ya no entiendo que es lo que hago. Desorden, caos en mi cama de dos plazas. Prostituta de hotel, ramera de Inglaterra, puta de cabaret todos son personajes de ficción. ¿Te gusta? A mi si. Exclamo, tiemblo, juego, soy un maniqui dispuesto a todo por conseguir placer. Niña inocente, compañera de secundaria, secretaria, bibliotecaria, todo en una noche puede ocurrir. No me importa quien soy, yo solo consigo mi propio beneficio. A final, ¿a cuál de todas miras? Yo solo te veo a vos tirado en un rincón pidiendo por favor que no pare. Maliciosa te miro, con descaro relativo a mi profesión te digo unas palabras al oído. Me paro, tomo el dinero que dejaste en la mesa de entrada y me voy. Morí, para vos ya no estoy, nunca estuve. En mi cabeza, más que turbada estaba interpretando un papel característico de quien estudia teatro. Yo soy la actriz principal, vos sos un objeto de mi imaginación, alguien a quien tengo que mirar para sentir regocijo.