martes, 9 de marzo de 2010

Día 8: Zapatos rotos.

Pasan los días y realmente no sé si sentirme triste, enojada o tranquila. Tengo muchas frases, ideas y sentimientos revoloteando en mi mente, parecen barriletes difíciles de montar en otoño. Desearía poder volver atrás y evitar todo esto, pero no estaba ni está en mi poder reparar toda la destrucción que una mentira causo, yo no soy la culpable. Como víctima recién violada me siento abatida y desconcertada, no entiendo muy bien todo lo que pasa adentro mio y mucho menos entiendo por qué me eligió a mi para ser parte de su fantasía. No encuentro respuestas, ni tampoco creo en las respuestas que él me da, me parecen totalmente vacías o por lo menos así suenan en mi oído. En el momento en que él balbuceo su excusa, yo sentí que una parte de todo lo que yo creía sobre él estaba descompuesto, algo no funcionaba.
Sin embargo, continué viviendo asesinada en vida por no arruinar nuestra relación. Emparche por todos lados mis heridas, en la oscuridad me curaba llorando porque me dolían demasiado, me daba ánimos para seguir existiendo y creyendo que todo estaba bien, pero no era así. Hoy las consecuencias de sus actos me rasgan la piel mucho más, no obstante al estar tan acostumbrada al dolor hoy no me duele todo tanto como yo creía que iba a doler. Si estoy molesta, sigo sin querer verlo a la cara, sin ánimos de besarlo y abrazarlo, ni siquiera lo extraño. Por eso decidí esta tarde en su presencia volver a ser amigos, porque no se puede llamar novio a alguien al que no queremos dar afecto. Él termino por romper la cuerda que unía la zuela del zapato al pie, y la verdad es que me canse de enmendar estos zapatos viejos, quiero unos nuevos.
Sin necesidad de andar con alguien, quiero estar sola por un rato y pensar que es lo que quiero para mi futuro. Voy a disfrutar un poco mi vida en solitario: ir a nuevos lugares, leer nuevas cosas, comprar nueva ropa y conocer a otras personas. Puedo hacer lo que quiera sin decirle nada a nadie, sin pensar que hay alguien esperando del otro lado. También puedo aprender a ser más autosuficiente y a valorar mi vida para encontrar la respuesta correcta. Es lo mejor para poder pensar si merece la pena darle una segunda oportunidad a los zapatos que tanto amaba.
Ya estoy sola.

No hay comentarios: